Todo lo que aquí escriba tendrá un regusto salado. A mi paladar, al menos. Porque todo lo que escriba de aquí en adelante estará marcado por este mar que me robó de Madrid y no me dejará escapar tan facilmente. ¿Y yo? Bueno, yo sólo aspiro a escribirle, a usarle de fondo, de decorado y presencia omnipresente incluso en la ausencia.
En el momento de escribir esto, tengo cuatro canciones escritas aquí. Evidencian el cacao que tengo en la cabeza, pero nadie dijo que fuese fácil empezar de cero. Sólo quedan como testimonios de lo que pensé al llegar, de lo que comencé a sentir, de lo que finalmente asenté en el corazón. De lo que viví, de lo que recordé...
...y de las olas latiendo contra la costa.
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