martes, 4 de octubre de 2011

Dahlia

Finalizo mi paréntesis para hablar de mi pequeña, mi compañera de fatigas. Para hablar de Dahlia.

Dahlia es mi bajo. Es chica, por supuesto, que yo no toco así a ningún hombre. Y, además, es una violadora compulsiva de manos, que me destroza cada vez que me pongo a tocar en serio. Pero la quiero igualmente. Su marca reza "Vision", pero hay que ser fino para distinguirla. Más que nada, por la pegatina en forma de planta carnívora que la tapa. También tiene una púa pegada en la que se lee "The 13th Rose", y una goma verde enganchada, recuerdos ambos de la misma chica. Y una pegatina con el Ciervo de San Huberto que Jäegermeister usa como símbolo corporativo en el mástil.

Está hecha de madera de palisandro, pintada en estilo sunburst, el más elegante. Sus curvas son suaves, y no suena nada mal para lo que costó. Es una delicia.

No soy buen bajista. El bajo es para mí un medio, no un fin, pues a mí lo que realmente me gusta es ser letrista. Pero bueno, me apaño, y voy tirando. Espero que aquí pueda darle mejor uso que en Madrid.

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