martes, 4 de octubre de 2011

Paper flowers and hemlock juice.

Naive poet’s gaze
fixed on the empty glass
where a green little winged girl
laughs loud at the dreamer’s luck.

Lost inside that maze,
a soul with a thousand faces.
A girl’s heart’s so frail,
but so cruel at the time.

But the paper flower’s
sunk in the glass
where the hemlock juice
hides his last sight.

Sadness waves
hiding deep in your heart,
crawling highlights in the dark,
bitter liqueurs where silence cries.

But the paper flower’s
sunk in the glass
where the hemlock juice
hides his last sight.


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Debo reconocer que esta canción no me gusta. Una buena canción debe salir fluida. Y esta salió a trompicones, a mala gana. De hecho, el final es de meses después. Y así salió.

El título es una mezcla de dos elementos que tuvieron mucha importancia en ese momento de mi vida. Por un lado, fué en estos días cuando aprendí a hacer flores de papel. Sí, lo se, es estúpido. Pero me hizo ilusión. No es algo que haga cualquiera, y desde entonces no he dejado de hacerlas. El otro elemento es el jugo de cicuta. Hemlock Juice era el nombre de ese hipatético grupo que teníamos (o no) Adrián, Haidar, Marta y yo, y que murió al desaparecer yo de Madrid con la impresionante cifra de medio ensayo. El nombre viene por un libro, "El circo de los extraños", en la que sale una chica que se apellida Hemlock, cicuta. Hemlock Juice hace referencia, si nos ponemos profundos, al veneno que quitó la vida a Sócrates. Pero, a ser sinceros, simplemente me gustaba la palabra.

El sentido de la canción...bueno, es simplemente pesimismo hecho letra. El único símbolo especial es el hada verde, nombre con el que me refería y refiero a una chica que era un cuelgue recurrente. Lo demás, no es algo que me guste recordar ni que requiera ser explicado.

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