viernes, 28 de octubre de 2011

Never, never, never.

Sit down, silence, then, you’ll realize
you’re not so strong, in the end, to stand,
to resist to fix your gaze on her.
Maybe, you consider it’s a healing spell.

She won’t notice that you look at her,
never mind, ‘cause it is just so frail,
you’re too coward just to break the spell,
silent gazes, hopes you won’t tell.

Never speak, never tell,
never dare, never free,
never stand, never see,
never know, never heal.

If you could, would you ever change? No!

Her eyes tinkle with the artificial light
that enlightens you all every sight.
You will notice but, will any one
see what you se in that deep blue eyes?

Melancholic gazes, all arround,
watch, but won’t see what they have in front.
Distinct faces that will never show
what they’re looking, wracking every sound.

Never speak, never tell,
never dare, never free,
never stand, never see,
never know, never heal.

If you could, would you ever change? No!

If you ever feel the same parade
of thin needles hiding in your chest,
I’ll advice you, while you’re still alive,
run away of it, flee, you will survive.

Never speak, never tell,
never dare, never free,
never stand, never see,
never know, never heal.

If you could, would you ever change? No!

Plato was a bastard…


+++++++++++++

No recuerdo cuantos días tardé en sentir lo que debía sentir para ponerme a escribir una vez que llegué a Vigo. Se que menos de una semana, pero no puedo jurar cuanto. La chica a la que dediqué esta canción y la segunda que escribí aquí no es para mi nada. Es falacia, mascarada, por no ser, no puedo apenas considerarla amiga. Pero fue el primer clavo ardiendo que encontré para aferrarme tras dejar a Irene atrás, y me así a ella con la desesperación de quién está al borde del abismo.

Debo decir en su favor que realmente es una chica sobre la que merecía la pena escribir. Era guapa, muy guapa, y con esa cadencia melancólica que a los hombres como yo nos vuelve locos. Me pasé cerca de una semana mirandola embobado en clase, utilizándola para espantar fantasmas, como espada y escudo al tiempo, como faro en la noche. Era un poco de todo y un poco de nada. ¡Rediós, si hasta su nombre me gustaba!

Aquello pasó, y no dejó siquiera huella en mí. Sin embargo, aunque no lo sabe, tiene mías dos canciones y un eterno agradecimiento por hacerme olvidar, aunque fuese momentaneamente, la vorágine en que se había convertido mi corazón.

A pesar del poco tiempo que pasó desde que la escribí, no recuerdo que melodía utilicé como base. Una lástima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario